Cuando vives para cazar un dragón, no hay nada peor que encontrarlo. Si lo matas, te quedas sin nada. Y si no lo matas es porque la bestia era de papel. Y a ti se te fue media vida cazándola. Y cuando te bajas del caballo, te das cuenta que lo único que sacaste fue un dolor de nalgas. Y de lo que dejaste ir, mientras andabas en tu cruzada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario