sábado, 19 de febrero de 2011

El plastico dura más, mucho más

La vida cobra otra perspectiva cuando entiendes que lo último que podrías ver antes de morir es un anuncio de la Gran Venta del Palacio de hierro. Cuando todas las veces que escribiste tu nombre en la sopa de letras, los 32 dientes de leche que perdiste, el primer cheque que te pagaron, la última película que viste, todo, es más efímero que una leyenda de 20% o 6 meses sin intereses. Aplican restricciones.

A pesar de eso aprietas el paso, te da tiempo de notar que la velocidad puede desprender los moños blancos de boda de un coche y repartirlos por la banqueta en un camino que imaginas, si se sigue como el rastro de migajas en el bosque, llevará finalmente a lo que quede del Mercedes, de la boda, de ti mismo, de las cajas de zapatos que las modelos balancean en su vida perfecta, de descuentos y remates, bidimensional, como puedes quedar tú mismo en 3 fracciones de segundo. Y aprietas el paso.

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